viernes, 24 de junio de 2016

¿Por qué votar al PSOE?

¿Por qué votar al PSOE? Me pregunta mucha gente, alguna con su voto ya decidido, por buscar mi explicación. En realidad, la respuesta es muy sencilla: por su programa, realizado por la sólida estructura como partido que sigue siendo el PSOE, desde las agrupaciones hasta la federal, y que cuenta con medidas para cada uno de los ámbitos en que es necesario revertir los golpes del Partido Popular en los últimos años. Y también para impulsar espacios nuevos para la ciudadanía una vez alcanzado el nivel de políticas sociales de hace unos años. Un programa que, además, es racional en los tiempos y en los medios para conseguir todo esto. No es solo que uno crea que las soluciones a los problemas pasan por los principios de la socialdemocracia (la auténtica, rechace imitaciones, que diría un anuncio televisivo), sino que además, al bajar a lo concreto y convertir esos principios en medidas, acierta con la rigurosidad y el empeño metódico de... sí, de la socialdemocracia. Leedlo, leedlo. Claro está, mucha de la gente que me lo pregunta, me está preguntando realmente por qué votar al
PSOE y no a otras opciones. La verdad que tal pregunta (incluso asumiendo los fallos del PSOE en algunos momentos, o incluso los actuales) no es tampoco demasiado complicada, por más que a mí me guste extenderme en letras en las explicaciones.
¿Votar al PP? Que Rajoy es un incompetente y un impresentable (rodeado de más incompetentes e impresentables) es algo tan obvio que no merece la pena ni hablar de ello. Y el PP está podrido transversalmente, no son casos de corrupción aislados (que tienen todos los partidos, todos, y se solucionan al menos echando a esa gente y apoyando las investigaciones pertinentes), es una trama ordenada y que afecta a toda su estructura.
Por eso es lógico que no haya que explayarse hablando del PP: después del #FernándezDíazgate la gente que todavía piense en votarles es irrecuperable. Por eso, por ser tan obvio que el PP no es una opción a barajar, y porque su pernicioso legado es tan claro que no merece la pena explicarlo (sí denunciarlo) es por lo que en muchas ocasiones el PSOE ha tenido que basar su mensaje en explicar las diferencias con el otro partido de la izquierda, Unidos Podemos. En otras ocasiones por necesidad de responder, sobre todo ante ciertos insultos de estos: porque sí, amigos podemitas que os quejáis de que el PSOE habla de Podemos, dadle la vuelta a la lente y observad quién tiene más fijación con quién. Pero bueno, a lo que íbamos, a lo de por qué votar al PSOE. La cosa iba así: constatado que votar a Rajoy no es una opción a valorar, ¿por qué es mejor votar al PSOE que a Unidos Podemos?
Primero, por lo mencionado antes del programa, un programa que se basa en seis principios para el cambio que dan una medida de las prioridades de cada cual, frente a líneas rojas (que son realmente líneas rojas, porque eso son las fronteras), seis bloques de acción sobre los que desarrollar el resto de medidas (reforma fiscal justa, progresiva y suficiente; empleo de calidad y con derechos; instituciones independientes; lucha por la igualdad y contra la violencia de género; reforma federal de la Constitución; y Europa social, democrática y solidaria).
Por otra parte, a la hora de gestionar, no voy a decir que desde Unidos Podemos sean nuevos o faltos de experiencia (porque lo primero es mentira y lo segundo no es obstáculo objetivo para gestionar), pero partimos de la base de que Unidos Podemos no es un partido, es un conglomerado (por cierto, en caso de superar al PSOE, estrictamente, no podrá decir que es el primer partido de la izquierda). Es cierto que eso es perfectamente legítimo, pero ello conlleva la dificultad de llevar a cabo la gestión de gobierno, no por falta de programa (que incluso hay cosas en las que puedo coincidir), por gestión del mismo, o de las cesiones de cada cual para acordarlo trasladadas a la acción de gobierno. Porque esta ha de ser necesariamente ágil y con unos espacios de reflexión libres del exhibicionismo impostado que confunde transparencia con pornografía (no es mío, lo explica estupendamente Belén Barreiro en esta entrevista), ajenos a componendas de quién influye más o menos en una decisión.
Además, sí, me parece imposible votar convencido a alguien como Iglesias Turrión. Puedo estimar la aportación programática de su partido, y respeto, con diferencias, a gente que me parece brillante e inteligente, como Mónica Oltra, Errejón o a Carmena (que si soy madrileño igual hasta la hubiera votado, igual), pero Iglesias Turrión no es brillante (por más que el márketing televisivo se le de mejor que a nadie), y me parece no ya un hipócrita, directamente un mentiroso. Y eso no es lo que quiero de un presidente, girando cada día sobre sí mismo para intentar caer bien, renegando de sus principios para ganar votos (que no hay nada malo en ser comunista, oye, pero si lo niegas para que te vote gente que no vota comunista aunque tus principios sean esos, estás engañando, con todas las letras: timando). Timando, al fin y al cabo, igual que los más insignes representantes del arte del trile político. Como Esperanza Aguirre, trilera mayor y experta en decir una cosa, luego decir otra, y hacer finalmente otra totalmente diferente. Espe, te ha salido un rival, todo un doctorado en el arte de mantenerse en pie equilibrando una opinión con la contraria ¿Quieren ejemplos? En un par de años, y a vuelapluma, que se dice, el tío nos deja estos "digodiegos", doctorándose en el arte del birlibirloque. El mismo que él, guardián de esencias, recriminaría enfatizando las sílabas a cualquier representante de otro partido que hiciera una mínima parte de lo que él hace. Revisen estas frases, y comprueben su nivel de cumplimiento:
"Voy a Europa y cumpliré mi mandato en el Parlamento Europeo". Pero no, volvió...
"Me presento a presidente y si pierdo me iré". Pues oiga, perdió, y se quedó y se vuelve a presentar. Cuando, por cierto, en Podemos tienen gente mejor que este mediocre.
"Con C's coincidimos en muchas cosas". Pero para pactar sin ser él presidente ya no. Claro que esta la dijo delante de las cámaras de La Sexta, que ya se sabe que le activan el "buenrollímetro".
"La solución para España no pasa por un frente de izquierdas". Pero luego la solución era un frente de izquierdas (aunque era un frente de izquierdas de aquella manera, con Convergencia y el PNV..).
"No quiero nada con IU, que se cuezan en su sopa de estrellas rojas". Pero luego lo quiso, a la yugular que fue.
"Soy comunista", y luego soy socialdemócrata, y transversal y pueblo y gente y no sé qué más... Por cierto, además de Esperanza Aguirre, algo parecido hizo también Ruiz Gallardón, haciendo creer que era liberal, cuando era el más facha del PP (disculpen este conato de pleonasmo). "No tenemos líneas rojas en las negociaciones", frente a "- ¿El referéndum de Cataluña es una línea roja? - Sí, lo es".
Lo peor de todo es que da igual que Iglesias Turrión sea segundo o tercero... sabemos que su objetivo es derrotar al PSOE (que es legítimo, oye, pero que lo diga y no trate de engañar con eso de la mano tendida). Ese es el principal, no ya ser presidente, y, si no lo consigue, amagará el pacto para quedar bien, como hizo tras el 20-D (y, sí, el márketing y la estrategia se le dan muy bien), pero evitando decir la decisión que tendrá tomada desde el minuto uno: volver a tirar, como en la casilla de dados del Trivial, y volver a elecciones antes que pactar, con la esperanza de ver si logra erigirse en fuerza dominante de la izquierda (o, bueno, conglomerado de fuerzas, ni aún así quedaría demostrado que el PSOE quedara desbancado como primer partido de la izquierda). Y, no, no creo que estemos en el 77 ni que la Constitución sea un lastre... Esa falacia atroz de "régimen constitucional", como si eso sostuviera algo pernicioso, como si hubiéramos de avergonzarnos de nuestro sistema. O como (en ese discurso de buenos y malos digno de las mejores épocas de Aznar) si no avergonzarse supusiera ser un conservador que no admite la necesidad de ciertas reformas. Si es que a veces uno piensa en votar de una vez a este iluminado, en que le votemos toda la ciudadanía (incluso los insensatos que no hemos visto su luz todavía) y que gane ya y se quede con todo, así al menos nos evitábamos estar al albur de sus caprichos para ver si hay o no nuevas elecciones. Que no tenga que andar arrodillándose arrogándose vicepresidencias, que eso de ser vice no está hecho para los prohombres. Pero, no, el voto es algo demasiado serio, por eso votaré sí al cambio, y sí a un presidente socialista, y votaré a la mejor opción posible, al PSOE. Y, oiga, con orgullo e ilusión, toda la del mundo.