lunes, 29 de septiembre de 2014

Nota aclaratoria al hilo de las primarias del socialismo ovetense

(o "De mis razones para lo que entiendo es ser consecuente")


Viendo la insistencia con que la gente me pregunta o trata de convencerme para que apoye a alguno de los candidatos que se presentan a las primarias del PSOE-Oviedo a la alcaldía, creo que lo mejor, para no tener que explicar individualmente es aclarar que no voy a avalar a ningún candidato. Y mis razones.
Tengo que decir en primer lugar que, sinceramente, me halaga mucho que haya quien se preocupe de convencerme de las bondades de tal o cual candidato, sobre todo si quien trata de convencerme son personas de las que me fío y respeto personal y políticamente. Me halaga eso en la misma medida en que me molesta que haya rumores dando por hecho mi apoyo a alguno de los candidatos, o poniendo en mi boca ciertas motivaciones un tanto espurias para no avalar a ninguno. Ciertamente, no me creía tan importante.

No avalaré a ninguno de los candidatos porque ninguno representa (o reúne, mejor dicho) las condiciones que en mi opinión debe reunir un candidato a la alcaldía. Entiendo que debe ser una persona de una edad no demasiado elevada (al menos que no represente políticas de otras épocas) y que a su vez tenga una cierta experiencia política, y principalmente en política municipal. Que conozca el partido por dentro (porque uno de sus primeros retos será crear un buen equipo) y que conozca los entresijos de la ciudad y de la vida política municipal, el funcionamiento del Ayuntamiento, desde luego, pero también el movimiento asociativo y vecinal, los barrios, el sector cultural, la vida comercial e industrial, etc. Y además debe tener una representatividad de ciertos sectores de la ciudad: debe representar, por empatía y por conocimiento, a toda esa gente progresista que hay en Uviéu (que NO es una ciudad de derechas y que nunca lo ha sido) y que no vota al PSOE ovetense. Debe ser alguien que plantee una forma de relacionarse con la ciudad diferente, y basada en dar respuesta a todo ese sector de voto “flotante” que acabo de mencionar (y para darles respuesta lo que hay que darles primero es voz, de eso se trata la comunicación, de que haya dos partes). Debe ilusionar a esa gente.
Y no digo esto como capricho o excusa barata. Lo digo –sé que va a quedar cargante y hasta un poco sobrado- desde el conocimiento de la ciudad. A día de hoy puedo decir que conozco la ciudad en muchos ámbitos, y no ya por el trabajo político que he realizado en el PSOE-Oviedo y en JSOViedo, sino porque conozco a mucha gente en muchos sitios, me he movido en el ambiente asociativo y cultural ovetense, y, dentro de un cierto ratio de edad o un cierto perfil personal, conozco la opinión al menos de gran parte de ese sector progresista que no acaba de acercarse al socialismo ovetense. Y mi impresión es que no estamos ofreciendo lo que en ese sentido se espera de nosotros y nosotras como partido alternativa de gobierno. La realidad es que no veo a nadie (o a poca gente) a mi alrededor ilusionándose por votar a ninguno de los precandidatos de estas primarias, no eran esos perfiles los que esperaban. Y: 1. Sé que el concepto “mi entorno” no es sociológicamente representativo, pero sí creo que conozco a gente suficiente para formarme esa opinión (además de que, sea mucha o poca, cada cual forma su opinión como quiere, es propia), y 2. Ojalá me equivoque, porque yo lo que quiero es que gane el PSOE y que se pueda aplicar nuestro proyecto para la ciudad.

¿Quiere esto decir que son malos candidatos o no legítimos? Desde luego que no, legítimos lo son desde el momento que deciden, libremente, presentarse, y además son totalmente respetables los cuatro. Y no pongo en duda la valía ni personal ni política de ninguno de ellos. Además, detrás estará, una vez elegido, el partido, con su programa electoral creado entre toda la afiliación y con el trabajo (mucho) de los últimos años (décadas ya casi) en barrios, grupos de trabajo, reuniones con colectivos, etc. Y ese programa electoral estoy seguro de que será el mejor, tendrá las mejores propuestas de gobierno para la ciudad. De eso no tengo en duda. Lo que pongo en duda es que sepamos transmitir ala ciudadanía esta realidad (para mí lo es) de que somos la mejor alternativa y así convencerles de que nos voten. Lo que no tengo claro es que la ciudad progresista ansiosa por el cambio pueda votarnos si no somos capaces de transmitir con empatía ese proyecto, si no somos capaces de conseguir que la ciudad se identifique con el PSOE-Oviedo. Por eso, porque ninguno de los candidatos tiene todas las condiciones que yo, personalmente, estimo necesarias (repito, yo, personalmente, cada cual considerará óptimas las condiciones que quiera), decidí no avalar a ninguno de ellos. Prefiero no estar en algo a estar sin ilusión simplemente por estar. Me parece lo más consecuente, y lo más digno que puedo hacer para actuar acorde a mis opiniones (estas condiciones que me parecen necesarias las he mencionado muchas veces, si quiero ser consecuente solo puedo apoyar a alguien que las reúna, y estimo que no es el caso). Lo cual no quiere decir que no desee que el resultado sea el mejor, ni que quien gane no vaya a ser mi candidato. Desde luego que lo será, porque será quien le ponga cara a ese programa que deseo triunfe y pueda gobernar en la ciudad, y ahí estaré como he estado siempre desde que milito, en campaña, en actividades, de interventor o incluso poniendo cañas en La Guinda, aportando donde pueda (sólo hay que preguntarme y encantando responderé, me encanta sentirme útil: de algunas cosas sé y fui cuatro años secretario de la organización juvenil del partido, lo cual me da una cierta experiencia y conocimiento de la política municipal). Militando, vamos, porque digo con orgullo que soy socialdemócrata allá donde vaya y participo y milito hace ya unos años, y esta decisión de no avalar a nadie (y posiblemente no votar) es lo más consecuente que puedo hacer con mi militancia, que nadie se llame a engaños ni quiera hacer interpretaciones que se desmontan simplemente preguntándome a mí personalmente.

Y por esa militancia, y ese orgullo militante y la creencia firme de que las políticas que llevamos mucho tiempo trabajando y proponiendo en el PSOE-Oviedo son las que necesita la ciudad, quien gane será mi candidato. Pero que ninguno reúne las condiciones que yo creo necesarias es algo que no se me puede negar, más que nada porque soy yo el que pone los criterios con los que interpreto la realidad para formar mi opinión. Ojo, las que yo creo necesarias, que cada cual podrá estimar necesario lo que crea conveniente. Y, claro está, desde la votación de las primarias hasta las elecciones, quien salga elegido tendrá el tiempo para mejorar en lo que yo pueda achacarle fallos, y hasta para hacerme sentir equivocado. Ojalá, me alegraría un montón. Pero a día de hoy sería un hipócrita si después de defender un tipo de perfil para la candidatura, apoyara a otro. Y creo que es una opción respetable, como respetable es la opción de quienes, desde la ilusión con una precandidatura se movilizan estos días para pedir avales (yo lo hice con las primarias federales por Edu Madina, la diferencia está en que entonces sí estaba ilusionado y absolutamente convencido de que era la persona que debía dirigir el partido), pero yo ya he expuesto las razones por las que no me movilizaré en este sentido. Suerte para todos y que gane el mejor.

P.d. Aprovecho para decir que el sistema de primarias aprobado por el Comité Federal para las municipales es una total tomadura de pelo. No abrir las primarias en el ámbito municipal es un fallo imperdonable que puede costar además muchos votos, se pierde la oportunidad de darle a la gente lo que quiere, un espacio de participación, de involucración en las decisiones, con todo lo que ello conlleva de arreón social y de interés vecinal en los municipios en que se quiere el cambio. Por otra parte, que ni la afiliación de Juventudes Socialistas pueda votar es un auténtico sinsentido. Y, por último, está bien poner una criba de avales para las candidaturas, pero subir ésta hasta el 20% del censo me parece un auténtico despropósito.

P.d. II. Mientras releo mi alegato sobre las condiciones que considero necesarias (que, aunque parezca que me he enrollado, está algo simplificado) me doy cuenta de que puede parecer que proyecto la idea de que no hay personas en el socialismo uvieín que las reúnan. Y nada más lejos de la realidad, desde luego que las hay, se me viene a la mente más de una, aunque no las nombraré por respeto. Y del mismo modo que respeto las decisiones personales de cada cual para presentarse, respeto las de otras personas que me parecían más aptas para esta tarea (y cuando digo más aptas para esta tarea digo eso exactamente, más aptas para ESTA tarea).
P.d. III. Y, sí, me jode, me jode no participar activamente y estar movilizado, con lo que a mí me gusta, pero no puedo hacer otra cosa. Tomar partido sería, eso, hipócrita por mi parte.      

jueves, 22 de mayo de 2014

Puxa Europa, puxa Jonás!


Ahora que acaba la campaña electoral de las elecciones europeas, me doy cuenta de que no he escrito de algo que quería hacer desde hace semanas, meses ya. Desde que el partido en que milito, el PSOE, el que como socialdemócrata considero mi opción, cerraba la lista que presentaría a estas elecciones europeas. Y lo hacía tomando una de las mejores decisiones que le he visto tomar en los últimos años, personificada en la elección, como número 14 y por tanto con opciones más que reales de salir elegido eurodiputado, de mi amigo Jonás Fernández. Si alguien lee esto y cree que exagero, es, simplemente, porque no conoce a Jonás, ni a él personalmente, ni su trayectoria.

Puedo recordar el día que conocí a Jonás, de hecho, está impreso en la fecha de mi carné de Juventudes Socialistas (que, sí, a día de hoy ya solo guardo como recuerdo). Cuando llegué al despacho de Juventudes Socialistas de Oviedo, en el que luego pasaría tanto tiempo, con la intención de formalizar mi afiliación, no pude por menos que hacer un pequeño comentario en plan “qué hacéis, cómo funciona esto”, y fue así como tuve mi primer conversación con Jonás, que me tuvo un buen rato charlando silla contra silla en la sala de reuniones. Recuerdo que acabamos hablando del fin de las ideologías que predicaban ciertos sectores del PP (entonces en el poder, con Aznar). Jonás era el secretario general de un grupo más o menos igual de joven que él –y que yo- y que reunía a tanta gente brillante e interesante, activa en lo político y en los aledaños sociales, y de la que aprendí tanto que es imposible describirlo escribiendo. Siento ponerme abuelo cebolleta, pero un grupo de gente, hijos e hijas de la transición (siembre he pensado que la transición acaba con la incorporación a la UE) del que fui –o soy- parte por contemporización, entusiasmado con formar parte de una causa con gente tan estupenda y tan brillante, y dispuesto a aprender como aprendí para estar al nivel en las responsabilidades. Allí estaba Chus (con su camiseta de los Pixies, en mi primer recuerdo), Gonza, Lucía, Laura, estuvo luego Angelín, o la otra Lucía, o incluso Pablo o Víctor, estos eslabones descolgados, más jóvenes, pero unidos por compartir un espíritu de cómo hacer política. Y estaba otra gente, que quizás dejó la militancia en un segundo plano vital, pero cuyo compromiso, canalizado del modo que fuera, no decayó nunca, tampoco –para mí- en lo personal: Ana, Lorena, Kike, Brenes, Sergín, Pablo el de Teberga, Maki… Fuimos (y me olvidaré en ambos grupos a gente, sorry) algo así como una generación, que compartió ese espíritu de hacer política, con una visión amplia, apostando porque JSO tuviera voz en la ciudad y propusiera y aportara a cualquier debate municipal. Por unas JSO que se implicaran en movimientos ciudadanos y promovieran la cultura como nexo de unión con la ciudad, que creímos (y seguimos creyendo) que la ciudad no es de derechas, que no está perdida y que solo hace falta activar los botones adecuados para movilizar a toda esa gente de diversos perfiles –cada uno por su lado hasta el momento- por el cambio en la ciudad que duerme la siesta del gabinismo (o se intenta desperezar sin ver claro, con las legañas del caunedismo). Y se me disculpará la referencia clariniana hablando de modernidad, al fin y al cabo Clarín es a día de hoy más moderno que lo que nuestro munícipe, ávido lector y amante del arte contemporáneno según los publirreportajes de cierta prensa, será nunca.
 
No pesan los años :-)
 
Esa es la ciudad que tratamos de activar desde muchos frentes, aprovechando cada pequeño espacio en el que participábamos. Pero, claro, quizás el desánimo hizo mella en nosotros y nosotras, y empezamos a acudir como espectadores a algunas decisiones del partido que en ocasiones no compartíamos, o a veces ni siquiera entendíamos. Y esa generación empezó a hacerse mayor, al menos en edad, sin que el partido aprovechara a las personas profundamente válidas que había en ese grupo, personas que podrían asumir las mayores responsabilidades infinitamente mejor que otras que llevan tiempo en ellas, y que comprenden mejor a la sociedad porque son parte de ella en un sentido amplio. Una de ellas, una de esas personas válidas y necesarias, es Jonás. De hecho, lo son todas (excepto quienes –como yo- solo tenemos como nexo de unión o pertenencia criterios no cualitativos, como la contemporaneidad). Y que Jonás esté en esa lista hará que este domingo vaya a votar con más ilusión de la que he votado en años, y eso que siempre voto ilusionado aunque sea por el mero hecho de hacerlo. En la papeleta estará el nombre de Jonás, en un acto casi de justicia poética que reconoce de un golpe a una persona, a un colectivo o un espíritu (las JSO de principios del S.XXI), y un modo de entender la política. No es gratuita esta introducción de tiempos heroicos hablando de toda esta gente, JSO, al fin, será verdaderamente glocal, como siempre pretendimos, y con el representante más indicado para ello.
Que Jonás esté ahí no es solo justo en ese sentido grupal, por quienes formamos parte de eso y veíamos hace tiempo que era injusto que se desaprovechara a alguien así. Es además, una decisión lógica (algo que a veces falta en política, a qué negarlo), porque se cumple con el criterio de poner a quienes mejor puedan desempeñar las responsabilidades (no haré mención a la carrera profesional de Jonás como economista porque abruma). Con todo ello, estoy seguro de que Jonás será un eurodiputado de los que necesita la UE, dispuesto a aportar el análisis racional para tomar las decisiones, pero desde las convicciones profundas de la misma persona con la que, años atrás, acabé hablando de la trampa de la derecha que suponía eso del fin de las ideologías. Y no habrá cambiado tanto, ni la situación, ni la trampa con la que la derecha pretende igualarnos. Un eurodiputado de los que necesita la UE para volver a ser UE, para volver a ser una organización basada en la solidaridad, que redistribuye recursos y riqueza, y no -como viene siendo últimamente- una organización que ahoga a quienes más ahogados están.

Por el momento, antes de llegar a Bruselas, es extraño verle de campaña, mitineando subido al atril. Extraño porque –por lo que representa- siento una alegría inmensa de verle allí, aunque sea algo que por su naturaleza, y por su modo de ver la política, no le gusta demasiado (como a mí), más interesado en nuevas formas de participación, en una redefinición de la democracia y del modo que las personas se relacionan con sus instituciones. Y sigue intentando mostrar, con la dificultad de la vorágine de campaña, un discurso que vaya más allá del titular y la frase hecha. Que decir Europa social no es decir nada si no se habla de presupuesto, de energía, de prestaciones y derechos comunes en la UE, de crecimiento y empleo, y de tantas cosas que ha ido intentando desgranar estos días.  De lo que estoy seguro es que el hecho de que Jonás esté en la eurocámara será un granito más para que la erosionada democracia funcione –al menos en ese granito- mejor. Y para que la también erosionada socialdemocracia empiece a dar respuestas que la gente le pide.
Foto: Pablo Lorenzana/Asturias 24

Y sería muy pesado –si no lo estoy siendo ya- si me pusiera a desgranar medidas pidiendo el voto para el PSOE, no. No es eso lo que estoy haciendo, aunque pueda desviarme por momentos (de hecho, aquí tenéis el resumen de las 100 medidas del programa electoral del PSOE,  y os invito a conocer la figura del candidato socialdemócrata a la pesidencia de la Comisión, Martin Schulz, un político que merece verdaderamente la pena). No, de lo que quería hablar, de lo que hablo, es de lo orgulloso que me siento de mi amigo. Porque el chaval ese que pone la misma sonrisa a medias en todas las fotos, con sus jersecines de chico que levanta la mano en clase, es la mejor persona que me imagino entre la socialdemocracia española para ser europarlamentario. Que lo sepáis.

Como anexo, os dejo algunas entrevistas de estos días, que son lo que son, entrevistas de campaña, pero que, dentro del limitado espacio, dan para mostrar cosas:
- La Nueva España (aumentad vuestras dioptrías con la imagen, que está arriba, no la encuentro en digital!)
- El Comercio
- Asturias 24
- Astures
- Un artículo reciente en El País
- Y, por supuesto, el libro publicado hace unos meses, que da una idea real de sus ideas, y donde habla en profundidad de política, de economía, de Unión Europea, y de reformas y mejoras democráticas.

P.d. Este post se lo dedico a Luci y a Víctor, ¿por qué? Pues porque me da la gana, porque se lo merecen, y porque no podían faltar en un post dirigido por el cariño en el que hablo de Jonás.