jueves, 25 de marzo de 2010

Yo quiero que Oviedo sea Capital Cultural

Si a un Alcalde le preguntan si quiere que su ciudad encabece, lidere y ponga el nombre a una candidatura para capital cultural europea en la que además, le van a apoyar su comunidad autónoma y más ciudades de la misma hay un 90% de posibilidades que diga que sí en los dos primeros minutos desde que se realiza la pregunta. Un tanto por ciento ínfimo, un 9% tardaría en decir que sí quizás un par de días. ¿Qué pasa con el 1% restante? Ese 1% (no confundir con el 1% cultural) se llama Gabino de Lorenzo... Para el alcalde de mi ciudad es muy difícil sumarse a las cosas en positivo, sin tener un desmesurado protagonismo (inversamente proporcional al valor añadido que en el ámbito cultural una ciudad como Oviedo puede añadir a una candidatura así), y sin poner piedras en el camino a otras administraciones que, oh sorpresa, son de otro signo político. A estas alturas creo que el Gobierno Autonómico debe -y con toda la razón- estar más que cansado de sus caprichos, ejemplos son varrios, y algunos sangrantes, no sólo para las administraciones concurrentes, sino para los propios administrados, la ciudadanía (veáse el empecinamiento en que Oviedo siga siendo una isla en lo que se refiere al transporte público en Asturies, al seguir negándose a sumarse al billete único del Consorcio de Transportes del Principado). Aun así, el Gobierno Regional sigue invirtiendo en Oviedo por más que el señor de Lorenzo vuelva a blandir el mal traído cerco como arma arrojadiza (que es arrojadiza y es arma, pero cargada de falsedades), y sigue -como no podía ser de otro modo- ofreciendo colaboración en temas que repercutirán positivamente en le ciudad. El último ejemplo es el de la candidatura a la Capitalidad Cultural Europea de 2016. Si algo podía hacer daño a una candidatura como esta era la descoordinación entre las partes implicadas, y, que casualidad, todas las desavencencias del proceso han venido por parte de la parte más beneficiada, Oviedo. Después de un largo proceso en que el papel del Alcalde ha sido criticar la candidatura, salirse (argumentando como excusa algo que propuso Oviedo, la realización de un informe por una consultora externa), volver a entrar esperando a que los demás se vayan, y, por el camino, deslegitimar al concejal que él mismo nombró para representar a la ciudad, a día de hoy la candidatura es única y exclusivamente de Oviedo. Supongo que a estas alturas ya estará contento el Alcalde, pues todos los palos que ha venido poniendo en las ruedas no podían estar destinadas más que a dos cosas: o conseguir que perdiera (algo así como "aunque me apoyen los sociatas, prefiero perder si ellos también pierden"), o a que las otras partes se hartaran tanto que él se pudiera quedar con la candidatura para hacer y deshacer a gusto, y nombrar esas comisiones de expertos a las que nos tiene acostumbrados (su jefe de prensa, un filósofo senil y adicto al régimen de la ciudad, o, en su defecto, su hijo tertuliano...). Claro está, aun con todo ello, el dinero del Principado sigue encima de la mesa (si no, obviamente, sería otra muestra de deslealtad y cerco y todas esas cosas que tanto le gustan a De Lorenzo).


Uno se apena viendo que su Alcalde hace y deshace en nombre de la ciudad, la cual parece creer suya, y está harto (supongo que no seré el único) de que esto sea así, que el parecer de un hombre que ni siquiera acude a los plenos municipales del Ayuntamiento que gobierna, y cuya opinión se suele formar a golpe de titular, esperpento, capricho, o guerra abierta contra enemigos inventados (una gran táctica para ganar en lo que sea, forjar enemigos comunes e identificables, aunque no sean realmente enemigos: hay ejemplo políticos reseñables que prefiero no mencionar y todas/os imaginaréis...), sea el que rige los designios de la ciudad en que vivo. Pero puede tener muy claro que oponerme a su forma de hacer las cosas no me hace menos ovetense, y que soy orgulloso defensor de la ciudad en que nací y vivo, porque es mi ciudad tanto o más que la suya, y que esté harto de su forma de hacer las cosas no quiere decir que no me sienta identificado con Oviedo, y, sobre todo, con la masa ciudadana que albergamos la ciudad. Viene esto a cuento (bueno, esto siempre debe venir a cuento...) de que estoy seguro que dentro de la estrategia sobre la capitalidad cultural del Alcalde estaba la idea de que no fuera apoyada los socialistas ovetenses. Pues no sólo el dinero de la administración autonómica sigue estando encima de la mesa (el propio alcalde hace las cuentas con ese dinero), sino que en el Pleno al respecto celebrado el viernes 19, el grupo socialista votó a favor. ¿Hubiera sido legítimo votar en contra? Desde luego, nadie puede (aunque aquí en Oviedo lo hacen constantemente) gestionar el poder con una excusa tan vacía como deslegitimar a la oposición por no estar de acuerdo en cómo se hacen las cosas, pedir que se mejoren, y votar en consecuencia. Pero se optó por el sí, porque no puede permitirse, ni los socialistas ovetenses ni el resto de masa ciudadana que está harta de los caprichos del alcalde, que un proyecto así se lo quede Gabino de Lorenzo, la ciudad es de todos y si llega a ser capital cultural, ese título será de todas/os (Barcelona '92 no fue de Maragall, fue Barcelona). Y, si me apuráis, lo será más de quienes en algún momento nos hemos preocupado de realizar propuestas para mejorar la vida cultural de la ciudad (basada en las citas ineludibles de las temporadas de ópera y zarzuela, positivas y necesarias, pero que distan mucho de ser una cita ciudadana, ancladas como están en un elitismo que poco ayuda a que sean un referente más que para un sector de la población ovetense), y de quiénes siguen apostando por crear espacios en la ciudad, de que realmente sea una "capital cultural": las salas de arte privado que se juegan el tipo en la ciudad (Murillo, Dasto, Cervantes6...), la propia Sala Borrón (que sigue siendo la única sala de arte pública de la ciudad, mientras -muerto el CAMCO- el Café Español agoniza entre casas de muñecas, camisetas de fútbol y "pintores" ingenieros...); las salas de conciertos y promotoras (La Antigua, La Calleja, La Radio de Cristal, La Santa -hasta la entrada policial-...); las asociaciones que realizan actividades en la ciudad, ya sea de escritura, fotografía, animación, cine (Lata de Zinc, Agora...). Y todas/os las/as que realizan actividades de este tipo en Oviedo, que arte hay para dar y tomar, aunque haya quien no lo quiera hacer visible. (Y tantos y tantos que se me olvidan, que me disculpen).
Y yo, yo quiero que Oviedo sea Capital Cultural, lo deseo realmente (aunque miro atrás y veo que las últimas decisiones en materia de Cultura del Ayto han sido de suprimir eventos: festival de jazz, premios literarios...), pero por eso mismo espero y pido que se hagan bien las cosas, y que podamos ofrecer algo más que lo que tenemos per se (el impresionante arte prerrománico) o lo que aguanta porque a algunos les interesa (ópera y zarzuela).